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Ramón Xirau





LIBRO A LIBRO
Luis López Álvarez, Cárcava, Ocnos, Madrid, 1975



    De Luis López Álvarez –poco a poco vamos reconociendo el rostro de la nueva poesía española- Vicente Aleixandre ha dicho que desde Antonio Machado ningún poeta le ha dado la impresión de ser tan castellano. Pertenece López Álvarez a la generación de poetas en la que se encuentra otro excelente poeta: José Ángel Valente. En efecto, López Álvarez nació en León en 1930 y desde los dos años de edad vivió en Valladolid. Por lo tanto, sí, castellano. Y también poeta que ha recorrido todas las tierras de este ancho y breve mundo. Su obra se encuentra reunida en seis libros: Arribar sosegado (1953), Víspera en Europa (1957), Las querencias (1969), Rumor de Praga (1971), Los comuneros (1972), Cárcava (1975). Si el lector se ha fijado en estas fechas notará un evidente “hueco”. No aparece ningún libro de poemas entre 1957 y 1969. Estos fueron años de actividad que ahora López Álvarez suele llamar “el trauma del Congo”. Esta experiencia – y trauma- fue la lucha que emprendió al lado de Lumumba. De esta experiencia ha quedado un libro en prosa (escrito en francés) y algunas huellas –mucho menos de lo que podría parecer- en sus poemas.


    Cárcava. Castilla. Cárcava lugar de huecos, lugar de cadáveres, sepultura. Y, sin embargo, en estos poemas que corren como un río, de piedra en piedra, de sequedad en sequedad, hay más amor a la vida que a la muerte.


    Lenguajes onomatopéyicos, repeticiones sonoras, reiteraciones imaginativas y auditivas, rodar de palabras que es rodar de guijarros, lenguaje al mismo tiempo corrosivo y fluido. Impotencia de la imagen que “llega ya sin su aroma”, y vigor de la imagen en Nínive o en Arica. Nínive, Arica, España, Castilla: breve libro y amplia geografía. Pero lo que aquí importa es más la intensidad de la pasión que los lugares –el mundo es el lugar, este nuestro mundo de hoy que es siempre. La guerra amenaza, silos y escondrijos, insectos abrasados, desgajes, badajos. A quien explore los hoyancos del mundo, se le revelarán también “hacia la férvida vorágine”, las “aves que vuelan y los pájaros que se posan”.



RAMÓN XIRAU
Colegio de México
(“Diálogos”, nº 68, México, marzo-abril, 1976)


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